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»A mi papá David, el SEÑOR le prometió que el hijo que fuera rey después de él construiría un templo en su honor. Así que ahora estoy planeando construir ese templo en honor al SEÑOR mi Dios. Entonces manda a tus hombres al Líbano a que corten árboles para mí. Mis siervos trabajarán con los tuyos y les pagaré el precio que tú decidas. Pero necesito tu ayuda, pues los carpinteros sidonios son mejores que los carpinteros israelitas».

Cuando Hiram oyó lo que Salomón pedía, se puso muy contento y dijo: «Le agradezco al SEÑOR hoy por darle a David un hijo sabio para gobernar esta gran nación».

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